Ruta: La Venta del Cojo a La Venta de Fuentenovilla
Distancia: 12
Km .
Dificultad: Ninguna
Fecha: 6 de Octubre de 2013
Seguimos
los caminantes haciendo El Camino de los Monjes. Camino que los monjes
jerónimos utilizaron para comunicarse desde la casa madre de Lupiana en la Alcarria de Guadalajara
con la nueva fundación de Guadalupe en las Villuercas extremeñas
A las 9 de la mañana ya estábamos
tomando el café en el Bar Antonio,
frente a la abandonada Venta del Cojo que sigue en pie desafiando el paso del
tiempo. Hoy caminaremos por la orilla del río Tajuña hasta llegar a La Venta de Fuentenovilla.
Las ventas surgieron de forma natural
para dar cobijo y alojamiento a viajeros y comerciantes a cambio de un precio.
También sirvieron para dar descanso a correos, peregrinos, predicadores, titiriteros y a muleros, arrieros y carreteros con sus
caballerías. Estaban emplazadas en lugares de paso. A veces en cruces de
caminos, otras en puertos, también junto a ríos y vías de comunicación.
Con la implantación del ferrocarril a
mediados del Siglo XIX, bastantes viajeros y mercancías dejaron de pasar por
los caminos donde estaban emplazadas estas ventas y poco a poco fueron cayendo
en desuso.
Yo pienso que todos le debemos un
reconocimiento a su pasado porque son un reflejo de nuestra historia. A ninguna
venta le faltaba su patio, su zaguán, sus alcobas, su fogón, su despensa, pajar
y cuadra.
Por no querer pagar la venta Don
Quijote, en el capítulo XVII de su célebre libro, se describe lo mal parados
que salieron Sancho y él de una que Don Quijote confundió con un castillo
encantado y de la que el escudero salió manteado.
Situadas a cierta distancia de los pueblos, estuvieron abiertas y atendidas por sus venteros siempre observadores y a veces desconfiados, pero a la vez orgullosos de haber mantenido conversaciones con múltiples viajeros junto a la chimenea de su zaguán en noches frías o fuera, en el patio, en las noches calurosa del verano.
Desde La Venta del Cojo salimos
andando los doce caminantes acompañados de Blacky, por la margen derecha del
Tajuña. Este río que tiene 120
Km . de longitud y recorre las provincias de Guadalajara
donde nace, cerca de Maranchón y la de Madrid donde desemboca, en el río
Jarama, muestra un paisaje muy variado
en su transcurso con abundantes molinos harineros y presas.
El tramo que nosotros recorremos hoy, en un día de otoño, soleado y claro, nos
muestra el río encajonado y bastante
comido por la maleza de plantas como la zarzamora que ya muestra el fruto seco
y los majuelos y tapaculos en plena floración que dan el tono de color a
nuestro camino.
En algunos momentos caminamos tan cerca
del río al que no vemos pero sí oímos en su corriente que vamos sombreados por
sus chopos y arboleda, pues el valle se ha estrechado y a nuestra derecha, el
monte de encinas, carrascas y quejigos se nos
acerca hasta nuestro propio camino. En estos montes de mediana altura
que delimitan el fértil valle a ambos lados del Tajuña, en algunos puntos y en
lo alto, afloran estratos calcáreos. Campos
de girasoles abandonados y de cereal cortado son el elemento dominante del
paisaje y de vez en cuando, un hermoso nogal aparece a nuestro paso, aún con el
fruto verde. En cambio, sí hemos comido manzanas, higos y uvas que eran una
delicia degustar cuando aún mantenían el frescor de la noche.
Llevábamos caminando 6 Km . cuando en una
encrucijada del camino apareció La
Venta de Fuentenovilla. Para acceder hasta ella hay que
cruzar el río por un puente de piedra en el que figura una inscripción donde se
dice que fue construido en 1786, en tiempos de Carlos III. Este rey utilizaba
esta venta para pernoctar con todo su séquito cuando viajaba desde Madrid a
Cuenca. También dice que la construcción del puente se pagó con fondos propios
del arbitrio de la villa de Fuentenovilla.
Delante de esta venta que está hoy en
manos privadas y bastante bien rehabilitada, paramos a tomar la fruta y el
trago de la bota. Poco después, abandonamos este lugar apacible y agradable
para regresar por el mismo camino hasta nuestros coches.
Ha sido una marcha sin sobresaltos y
buen ambiente por parte de los caminantes.
¡HASTA LA PRÓXIMA!
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