Grupo
de Caminantes
Ruta: Chinchón – Laguna
de San Juan
Distancia: 12 Km .
Dificultad: Baja
Fecha: 26 de Enero de 2014
Cuando
esta mañana del último domingo de Enero salimos los caminantes de casa hacia
nuestro punto de encuentro, una media luna en forma de guadaña lucía en la
bóveda celeste antes del amanecer, perfecta en su Cuarto Menguante. La
temperatura era muy buena y auguraba un buen día.
Tras
tomar el café en Chinchón, hemos atravesado su Plaza Mayor y hemos disfrutado
de su singular belleza a una hora temprana cuando el bullicio no había llegado a
ella y el sol ya había empezado a calentarla.
Nuestra
ruta hoy se dirige hacia La Laguna de San Juan.
Salimos
de la villa por la carretera 404 que va
a Titulcia, pero antes paramos delante de la ermita donde se guardan los
patronos de Chinchón, San Antón y la Virgen de Gracia para hacernos la foto de
grupo en su pequeño atrio.
|
|
Dejando
a nuestra izquierda el monumental monasterio de Clarisas descalzas de San Francisco y a la derecha el
Matadero Municipal, salimos de la población por la carretera mencionada
caminando por ella con precaución
durante un kilómetro y medio. La abandonamos girando a la izquierda y
continuamos por una ancha pista en dirección Este.
Nos
encontramos sobre un gran páramo en una
mañana clara y soleada que nos hace disfrutar con la vista de innumerables parcelas de olivos que alternan con otras de viñedos y algunas de cereal
recién sembradas, ofreciéndonos un precioso lienzo amable y relajante. A
nuestro lado, corre el arroyo Carcavillas que va completamente seco. Detrás dejamos la Urbanización Nuevo Chinchón
esparcida por un montículo.
Bajo
algunos olivos, de vez en cuando, vemos tendidas unas mantas sobre las que unos
campesinos, barean el árbol y recogen el preciado fruto que está en el punto de
maduración ideal para ser llevado a la
almazara y extraerle su rico zumo.
Llama
la atención el orden que lucen los
olivos centenarios, perfectamente alineados y equidistantes soportando con orgullo el peso de sus ramas
repletas de aceituna picual que tiran de él hacia el suelo.
Ocurre
lo mismo con las parcelas perfectamente cuidadas y sin una mala hierba, de
viñedos bien podados.
Cuando
llevábamos una hora andando por este paisaje tan singular, giramos a la
izquierda abandonando el arroyo que en ese preciso punto ha alcanzado una gran
profundidad. Seguimos por una planicie
de paisaje similar mientras vamos
viendo, muy a lo lejos, la sierra de Madrid completamente cubierta de nieve.
Ha
llegado el momento de parar a tomar la fruta y lo hacemos ocupando cada uno el
tronco de un olivo haciendo real el refrán de “cada mochuelo a su olivo”
Ni
rastro de población a la vista hasta hacer un nuevo giro a la derecha y
comenzar a divisar las poblaciones de Cienpozuelos y Titulcia.
Un
poco más adelante el paisaje se trasforma en un terreno de barrancos
profundísimos y nuestra cómoda pista pasa a ser una senda estrecha por la que a
modo de tobogán vamos subiendo y bajando y avanzando por medio de las
barranqueras rodeados de plantas de esparto hasta llegar a los 600 metros de altitud y
ver como aparece ante nosotros y a nuestra derecha, el amplio valle del río
Tajuña. Es tan plano y tan tendido que se diría que es una rambla. Al río
se le distingue por las especies de
ribera que delimitan su cauce: chopos, zarzas, juncos y carrizos. El Tajuña
está en el último tramo de su recorrido,
próximo a desembocar en el río Jarama.
Descendemos
de golpe cuarenta metros para hallarnos delante de una profunda “Sima” de gran
magnitud y de un gran” Humedal”. Cerca
hay un gran peñón a modo de atalaya desde donde divisar todo el valle y el río.
El
humedal es un espacio protegido de la Comunidad de Madrid situado en la margen
izquierda del río sobre el que hay repartidas cinco pequeñas lagunas de agua
dulce que se alimentan de aguas subterráneas y de lluvias y desaparecen con el
estío veraniego. La vegetación del humedal sirve de reserva a aves residentes y de paso.
Nos
situamos al lado de la Laguna de San Juan que es la más grande y desde el
observatorio del Refugio de Fauna esperamos ver algún pato o polla de agua,
pero con gran decepción, no solo no vemos ningún ánade o zancuda sino que ni
siquiera escuchamos un lejano cuac -
cuac.
Continuamos
por la orilla del humedal por una vía pecuaria que se llama Camino del Sotillo
hasta llegar a la carretera 404 donde nos esperan los coches que nos recogen y
llevan a Morata de Tajuña para tomar la cerveza.
Un
día más tenemos que agradecer a nuestro guía y cartógrafo Julián de la Cosa,
que nos conduzca con tanta seguridad por
caminos tan difíciles como el de hoy.
¡HASTA LA PRÓXIMA !
LA RUTA EN IMÁGENES
No hay comentarios:
Publicar un comentario