martes, 12 de febrero de 2013

Crónica: Ambite - Orusco de Tajuña y vuelta

AMBITE–ORUSCO DE TAJUÑA Y VUELTA 27.01.2013 (Vía Verde del Tajuña)
Distancia: 14 km.
Dificultad: BAJA





Después del paso por la churrería de Torres, llegamos a la cabecera del recorrido previsto: Ambite que coincide con el principio de la Via Verde del Tajuña.

 La villa de Ambite cuenta con unos 500 habitantes. Altitud 682 msnm. Perteneció al común de la Tierra de Alcalá.

Se puede ver la iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción construida a
principios del siglo XVI sobre restos de otros templos anteriores. El exterior es un
edificio de mampostería con una gran puerta clasicista y una torre de modestas
proporciones.

Otro monumento destacado es el palacio de los Marqueses de Legarda, de estilo barroco del siglo XVII.




El día esta algo plomizo debido a la niebla, pero con buena temperatura para iniciar la marcha. Caminamos por una pista rojiza construida sobre los railes del desaparecido “Tren de Arganda” …que pita mas que anda, dicho que procede de la costumbre de los pasajeros de bajarse en marcha a recoger uvas y volver a montarse después de destrozar alguna viña con las prisas, según cuentan las crónicas de ese tiempo.


Este trazado ferroviario de vía estrecha quedó en desuso en 1953, siendo utilizada actualmente por ciclistas y caminantes.
Caminamos por la fértil vega, el rio serpentea a nuestra derecha. Frutales, campos de labor, canales de agua y antiguos molinos dan diversas pinceladas al verde vivo del paisaje. Algunos puentes cruzan por alto el camino. Después de 7 kms, divisamos Orusco que nos marca el punto de retorno. Eso sí, después de reponer fuerzas.


De vuelta recordamos las dos leyendas de Ambite:

La leyenda de la Encina.

Cuenta que en sus bellotas está escrito el futuro de las parejas. “En la Edad Media un guerrero venía a sentarse a la sombra de la encina en compañía de una hermosa doncella. Un día marchó a la guerra el caballero y desde entonces todas las tardes venía a llorar la doncella al pie del árbol, y después tocaba una rama. Pasó mucho tiempo sin tener noticias de él y volvió a llorar a la encina, pero ya sin esperanzas de verlo. Las ramas que tocó en el primer tiempo dieron desde entonces fruto dulce y las restantes fruto amargo”.
“Mezcladas en el suelo, la tradición afirma que la felicidad de los novios depende del sabor del fruto elegido”.

Y la otra es la de La Cruz de Ambite.

El pueblo debe sus fiestas a la Santísima Cruz. La leyenda cuenta, que un caballero cabalgando por estos parajes en día clareado, vio que el cielo se cubrió de oscuras nubes, presagiando un violento chaparrón, puso a trotar al caballo, de pronto un fulgurante rayo hizo perder el control del jamelgo encaminándose hacía el barranco. Al llegar al precipicio, una peña evitó la caída. El caballo clavo una pata en la roca y quedó rígido como una estatua marcando limpia y definida la huella de la herradura.


El hombre no dio crédito a lo sucedido y exclamó:
-¡Válgame la Cruz de Ambite!. Lo primero que hizo al descabalgar fue colocar una cruz de ramas para dar gracias a Dios. Bajó corriendo al pueblo para contar lo ocurrido a las gentes del lugar y rezó a la Virgen, prometiendo ir a Tierra Santa para recuperar un trozo de la Cruz de Cristo. Años más tarde cumplió su palabra; la reliquia se puede observar el 3 de Mayo fiesta de la Santísima Cruz.


¡HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS!



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