martes, 12 de febrero de 2013

Crónica: Carabaña - Valdaracete y vuelta


Ruta: Carabaña - Valdaracete y vuelta.

Distancia: 13 Km.

Dificultad: Baja



Los termómetros en Alcalá marcaban esta mañana 3 grados. En Torres de la Alameda  ya lucía el sol cuando paramos a tomar el café invitados por Mariana pues había sido su cumpleaños.

Antes de las nueve y media aparcamos los coches delante de la ermita de Santa Lucía de Carabaña de la que se dice que está construida sobre un templo dedicado a Diana


Comenzamos nuestra marcha cruzando el río Tajuña por el puente de piedra de cinco ojos edificado donde hubo otro romano. Emprendimos la ruta por la Vía Verde del Tajuña en dirección a Orusco. Enseguida y ante una bifurcación tomamos el ramal de la derecha que comienza con un repecho y señalizado como Vía del Tren de los Cuarenta Días porque cuentan las crónicas que fue el tiempo que se tardó en construir una línea de ferrocarril que durante la Guerra Civil estuvo en circulación.
Estando Madrid republicana rodeada de tropas franquistas y habiendo sido cortada su comunicación ferroviaria con Valencia, (por donde le llegaban las provisiones y alimentos) en la Batalla del Jarama, el ministro canario Juan Negrín se encargó de la realización de este proyecto que tendría 134 Km. desde Torrejón de Ardoz hasta Tarancón y en el que realmente se emplearon unos 100 días. Con una decena de túneles, tres puentes, y unos cuantos apeaderos y estaciones esta línea sirvió para el abastecimiento del Madrid sitiado.

Terminada la guerra, dejó de utilizarse este ferrocarril y en la actualidad queda un tramo entre Carabaña y Estremera por el que hoy, convertido en vía verde, se puede caminar.


Es Febrero y el campo no está en su mejor momento. En la tierra desnuda y áspera que se muestra ante nosotros, espontáneamente aparecen algunas manchas verdes de olivos, pinos y carrascas.

Mientras vamos dejando atrás Carabaña y el valle fértil del Tajuña, recorremos un terreno agrícola de campos arados y páramos de yeso con espartos y carrizales.

El ferrocarril se vio obligado a hacer profundos tajos, seccionando cerros y por ellos hemos cruzado los caminantes hoy, viendo las entrañas de la tierra.


 De vez en cuando nos adelantan algunos ciclistas y en el kilómetro 4 abandonamos  esta vía girando a la derecha para por un sendero, acercarnos hasta Valdaracete, cuya majestuosa Iglesia la vemos sobresalir allá en lo alto. 
 
Entramos en el pueblo por el cementerio y llegamos hasta la escalinata de la entrada al templo consagrado a San Juan Bautista. No tarda en aparecer Don José Javier que viene a decir la misa del domingo y abre la Iglesia. Nos dice que hace poco  se ha inaugurado tras una larga obra de restauración y se nota que está orgulloso del resultado. Con entusiasmo se brinda a enseñárnosla.



Efectivamente es un hermoso templo de estilo herreriano con forma de cruz latina y torre campanario. Una sola nave cubierta por bóveda de cañón  con lunetos nos conduce hasta el altar mayor con cabecera plana cuyo retablo desapareció en la guerra civil. Lo preside hoy San Juan Bautista dentro de un templete que formó parte de un baldaquino. A los pies, el coro alto lo sustentan tres arcos de piedra.



En la sacristía firmamos todos en el libro de visitas y nos despedimos del joven párroco que también es capellán de la Cárcel de Estremera.

“El grupo de caminantes de la Asociación de Hijos y Amigos de Alcalá damos las gracias al párroco de esta hermosa Iglesia por su amabilidad y le deseamos mucha suerte.”

Mientras recorremos los 6 Km. que nos separan de Carabaña vamos comentando la buena impresión que nos ha causado la vista a la iglesia y el “guía”. Una ligera brisa nos acaricia ahora, aunque el sol sigue luciendo en lo alto y con él los yesos cristalizados reflejan sus destellos.


En la Ermita de Santa Lucía volvimos a coger los coches para regresar a Alcalá haciendo nuestra parada de costumbre para tomar la cerveza y de nuevo invitados por Mariana.

¡HASTA LA PRÓXIMA!







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