viernes, 6 de junio de 2014

Crónica 11 de Mayo 2014. Horna y nacimiento del Río Henares



Grupo de Caminantes

Ruta: Nacimiento del río Henares y Castro Celtibérico de Castilviejo

Distancia: 11 Km.

Dificultad: Baja

Fecha: 11 de Mayo de 2014



Veintidós caminantes nos hemos encontrado esta mañana, dispuestos a emprender nuestra ruta del domingo e impacientes por conocer dónde nace el río Henares, un río muy  familiar para todos los que vivimos en Alcalá.

A la hora de salir, nos hemos dividido en dos grupos pues el Grupo B haría una ruta circular por el Tajuña.




Al llegar a Sigüenza el Grupo A  compuesto por 15 caminantes fuimos interrumpidos por  una procesión que había salido de la catedral a las 9h dispuesta a llegar en romería hasta el Santuario de Barbatona, situado  a 7 Km.

Cuando pudimos continuar, quisimos parar a tomar  café en la Ciudad del Doncel. Muchos bares permanecían cerrados y perdimos bastante tiempo hasta conseguirlo. Después, seguimos viaje por la carretera que une Sigüenza con Medinaceli y a 12 Km. encontramos Horna, lugar de nuestro destino.

Llegamos a la pequeña aldea cruzando un puente sobre el ferrocarril que une Madrid con Barcelona y en una de sus destrozadas y desiertas calles dejamos los coches.

Primeramente nos dirigimos a la Plaza donde se encuentran sus edificios principales: la Torre del Reloj, el frontón y un lateral de la Iglesia que según cuentan fue una hospedería en el pasado. En la plaza, llama nuestra atención un hermosísimo  “tilo“y bajo él, una fuente de piedra.  Es el lugar que elegimos para hacernos la primera foto de grupo. Dos nuevos caminantes se habían  incorporado al grupo en Sigüenza así que ahora somos 17.



 En  la Iglesia de San Miguel Arcángel, a todos nos sorprende su espadaña rectangular con hueco para tres campanas, rematada por pináculos con bolas. Su puerta de entrada se  abre a un atrio porticado, antes cubierto pero ahora bastante arruinado, dando paso hacia fuera a una pequeña barbacana delimitada por un muro, desde la que se divisan unas buenas vistas  de los verdes campos labrados, a lo lejos y  la vía del ferrocarril, en primer término.

Por dentro la Iglesia está bastante abandonada. En su única nave se pueden ver varios retablos barrocos y al lado del altar mayor hay una interesante escultura de una Piedad en cuya talla, la Virgen es toda una dama medieval.


A los pies de la Iglesia, sobre el muro donde se apoya la descomunal espadaña, hay una gran lona de obra que anuncia la amenaza de derribo.

Hemos podido visitar la Iglesia por dentro, gracias a la amabilidad de Jacob que nos la ha abierto.
Horna es en la actualidad, una pedanía de Sigüenza  con 11 vecinos. Está situado en la vertiente sur de  Sierra Ministra que separa las provincias de Guadalajara y Soria.

Atravesamos el escaso caserío por unas calles desiertas con bastantes casas caídas y sin atractivo, para salir de él en dirección al nacimiento del río Henares.

En una apacible plaza, una decena de gatos tumbados al sol, ven interrumpido su  descanso por las voces de los caminantes y se ponen alertas ante la presencia de Blacky que estirando sus orejas celebra la juerga que se puede armar en pocos segundos, pero Jesús estaba atento y la sujetó antes de que la fiesta empezara. ¡Singular estampa la de los gatos!

Es evidente que Horna ha sido uno de tantos pueblos abandonados por sus habitantes. Sólo algunas casas se han rehabilitado.

Salimos del pueblo, camino de la ermita de La Soledad que está a las afuera. Una ermita seguramente cargada de historia, pero víctima de la desatención y el abandono.



Cruzamos un puente del viejo ferrocarril trazado sobre la calzada romana que unía Mérida con Zaragoza y a tan solo 300 metros del pueblo, encontramos La Fuente del Jardín, como se llama el paraje donde nace el río Henares delante de dos espléndidos ejemplares de nogales y en medio de un juncal donde brota un manantial de agua clara y transparente que comienza a conformar un ancho valle.




  
Rodeando este emblemático lugar para los que venimos de una ciudad que lleva el nombre de este río, hay montes poblados de encinas, robles y carrascas… y un gran silencio que parece querer arrullar al recién nacido.

A partir de aquí y hasta su desembocadura en el río Jarama, cerca de Mejorada del Campo, el Henares tendrá que recorrer 150 Km.

Regresamos de nuevo al pueblo, abandonando el valle, para dirigirnos  hacia la ermita de la Virgen de Quintanares, patrona de Horna que se encuentra a orillas de nuestro camino de hoy  y que resulta ser un buen edificio en piedra   con la puerta de entrada entre dos contrafuertes y sobre ella una bella hornacina renacentista sin imagen.



Seguimos caminando por una amplia vía  rodeados de  verdes campos de cereal en dirección a Cubillas del Pinar con la intención de localizar el castro celtíbero de Castilviejo.



En un punto del camino podemos divisar, en distintas direcciones, los pueblos de Horna, Cubillas, Alcuneza y Guijosa.



Con nuestras voces, hemos asustado a una pareja de  corzos que cruzan dando saltos por los sembrados ante nuestras caras asombradas. Aunque el día es caluroso, la brisa que sopla es fresca por estar a  más de mil metros de altitud.

Cuando tenemos ante nosotros el pueblo de Cubillas, sobre un alto, giramos a la derecha y nos dirigimos hacia un cerro  donde hay unas formaciones calizas en cuya elevación  se aprecian restos de murallas.

Ascendemos sin gran dificultad y alcanzamos la cima donde encontramos el  magnífico ejemplo de castro celtibérico cuya construcción ronda el Siglo IV a. de Cristo. Anteriormente, este lugar, estuvo ocupado en época del bronce y después por los hispano-musulmanes que lo modificaron y utilizaron el recinto como punto de observación de la calzada romana.

Fue abandonado por sus moradores en  el Siglo II a. de Cristo en sus luchas contra los romanos.

El yacimiento tiene forma triangular. Dos lados del triángulo son defendidos por un precipicio que hace imposible el acceso al poblado. El lado mas vulnerable, por carecer de escarpe en pendiente, y por el que hemos llegado nosotros, está defendido por una muralla y tras esta, un foso y otra particular muralla llamada “anticaballo” consistente en grandes lajas de piedras clavadas verticalmente en el suelo.




La primera impresión que llevamos ante la aparición de tantísimas piedras clavadas, fue de sorpresa y después llegamos a pensar si sería un lugar sagrado pues parecían lápidas de un cementerio.




En su interior, el yacimiento está bastante arrasado por lo que no tardamos en  abandonarlo y descender  de aquel espolón rocoso por la misma senda que habíamos subido.

De regreso, divisamos el castillo medieval de Guijosa que muestra una bella estampa, de auténtica postal.



Cuando llegamos  a Horna,  pudimos tomar una cerveza antes de volver a Alcalá, a donde llegamos un poco más tarde que de costumbre, de forma excepcional.

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¡HASTA LA PRÓXIMA!



LA RUTA EN IMAGENES

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