Grupo de Caminantes
Ruta: Nacimiento del río Henares y Castro
Celtibérico de Castilviejo
Distancia: 11 Km .
Dificultad: Baja
Fecha: 11 de Mayo de 2014
Veintidós
caminantes nos hemos encontrado esta mañana, dispuestos a emprender nuestra
ruta del domingo e impacientes por conocer dónde nace el río Henares, un río muy familiar para todos los que vivimos en
Alcalá.
A
la hora de salir, nos hemos dividido en dos grupos pues el Grupo B haría una
ruta circular por el Tajuña.
Al
llegar a Sigüenza el Grupo A compuesto
por 15 caminantes fuimos interrumpidos por
una procesión que había salido de la catedral a las 9h dispuesta a
llegar en romería hasta el Santuario de Barbatona, situado a 7 Km .
Cuando
pudimos continuar, quisimos parar a tomar café en la Ciudad del Doncel. Muchos bares
permanecían cerrados y perdimos bastante tiempo hasta conseguirlo. Después,
seguimos viaje por la carretera que une Sigüenza con Medinaceli y a 12 Km . encontramos Horna,
lugar de nuestro destino.
Llegamos
a la pequeña aldea cruzando un puente sobre el ferrocarril que une Madrid con
Barcelona y en una de sus destrozadas y desiertas calles dejamos los coches.
Primeramente
nos dirigimos a la Plaza donde se encuentran sus edificios principales: la
Torre del Reloj, el frontón y un lateral de la Iglesia que según cuentan fue
una hospedería en el pasado. En la plaza, llama nuestra atención un
hermosísimo “tilo“y bajo él, una fuente
de piedra. Es el lugar que elegimos para
hacernos la primera foto de grupo. Dos nuevos caminantes se habían incorporado al grupo en Sigüenza así que ahora
somos 17.
En la Iglesia de San Miguel Arcángel, a todos
nos sorprende su espadaña rectangular con hueco para tres campanas, rematada
por pináculos con bolas. Su puerta de entrada se abre a un atrio porticado, antes cubierto
pero ahora bastante arruinado, dando paso hacia fuera a una pequeña barbacana
delimitada por un muro, desde la que se divisan unas buenas vistas de los verdes campos labrados, a lo lejos
y la vía del ferrocarril, en primer
término.
Por
dentro la Iglesia está bastante abandonada. En su única nave se pueden ver
varios retablos barrocos y al lado del altar mayor hay una interesante
escultura de una Piedad en cuya talla, la Virgen es toda una dama medieval.
A
los pies de la Iglesia, sobre el muro donde se apoya la descomunal espadaña,
hay una gran lona de obra que anuncia la amenaza de derribo.
Hemos
podido visitar la Iglesia por dentro, gracias a la amabilidad de Jacob que nos
la ha abierto.
Horna
es en la actualidad, una pedanía de Sigüenza
con 11 vecinos. Está situado en la vertiente sur de Sierra Ministra que separa las provincias de
Guadalajara y Soria.
Atravesamos
el escaso caserío por unas calles desiertas con bastantes casas caídas y sin
atractivo, para salir de él en dirección al nacimiento del río Henares.
En
una apacible plaza, una decena de gatos tumbados al sol, ven interrumpido
su descanso por las voces de los
caminantes y se ponen alertas ante la presencia de Blacky que estirando sus
orejas celebra la juerga que se puede armar en pocos segundos, pero Jesús
estaba atento y la sujetó antes de que la fiesta empezara. ¡Singular estampa la
de los gatos!
Es
evidente que Horna ha sido uno de tantos pueblos abandonados por sus
habitantes. Sólo algunas casas se han rehabilitado.
Salimos
del pueblo, camino de la ermita de La Soledad que está a las afuera. Una ermita
seguramente cargada de historia, pero víctima de la desatención y el abandono.
Cruzamos
un puente del viejo ferrocarril trazado sobre la calzada romana que unía Mérida
con Zaragoza y a tan solo 300
metros del pueblo, encontramos La Fuente del Jardín,
como se llama el paraje donde nace el río Henares delante de dos espléndidos
ejemplares de nogales y en medio de un juncal donde brota un manantial de agua
clara y transparente que comienza a conformar un ancho valle.
Rodeando
este emblemático lugar para los que venimos de una ciudad que lleva el nombre
de este río, hay montes poblados de encinas, robles y carrascas… y un gran
silencio que parece querer arrullar al recién nacido.
A
partir de aquí y hasta su desembocadura en el río Jarama, cerca de Mejorada del
Campo, el Henares tendrá que recorrer 150 Km .
Regresamos
de nuevo al pueblo, abandonando el valle, para dirigirnos hacia la ermita de la Virgen de Quintanares,
patrona de Horna que se encuentra a orillas de nuestro camino de hoy y que resulta ser un buen edificio en piedra con la puerta de entrada entre dos contrafuertes
y sobre ella una bella hornacina renacentista sin imagen.
Seguimos
caminando por una amplia vía rodeados de
verdes campos de cereal en dirección a Cubillas
del Pinar con la intención de localizar el castro celtíbero de Castilviejo.
En
un punto del camino podemos divisar, en distintas direcciones, los pueblos de
Horna, Cubillas, Alcuneza y Guijosa.
Con
nuestras voces, hemos asustado a una pareja de corzos que cruzan dando saltos por los
sembrados ante nuestras caras asombradas. Aunque el día es caluroso, la brisa
que sopla es fresca por estar a más de
mil metros de altitud.
Cuando
tenemos ante nosotros el pueblo de Cubillas, sobre un alto, giramos a la
derecha y nos dirigimos hacia un cerro donde hay unas formaciones calizas en cuya
elevación se aprecian restos de murallas.
Ascendemos
sin gran dificultad y alcanzamos la cima donde encontramos el magnífico ejemplo de castro celtibérico cuya
construcción ronda el Siglo IV a. de Cristo. Anteriormente, este lugar, estuvo
ocupado en época del bronce y después por los hispano-musulmanes que lo
modificaron y utilizaron el recinto como punto de observación de la calzada
romana.
Fue
abandonado por sus moradores en el Siglo
II a. de Cristo en sus luchas contra los romanos.
El
yacimiento tiene forma triangular. Dos lados del triángulo son defendidos por
un precipicio que hace imposible el acceso al poblado. El lado mas vulnerable,
por carecer de escarpe en pendiente, y por el que hemos llegado nosotros, está
defendido por una muralla y tras esta, un foso y otra particular muralla llamada
“anticaballo” consistente en grandes lajas de piedras clavadas verticalmente en
el suelo.
La
primera impresión que llevamos ante la aparición de tantísimas piedras
clavadas, fue de sorpresa y después llegamos a pensar si sería un lugar sagrado
pues parecían lápidas de un cementerio.
En
su interior, el yacimiento está bastante arrasado por lo que no tardamos en abandonarlo y descender de aquel espolón rocoso por la misma senda que
habíamos subido.
De
regreso, divisamos el castillo medieval de Guijosa que muestra una bella
estampa, de auténtica postal.
Cuando
llegamos a Horna, pudimos tomar una cerveza antes de volver a
Alcalá, a donde llegamos un poco más tarde que de costumbre, de forma
excepcional.
.
¡HASTA LA PRÓXIMA!
LA RUTA EN IMAGENES
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