Ruta: Mandayona - Villaseca de Henares
y vuelta.
Distancia: 11
Km.
Dificultad: Baja
La
marcha de hoy transcurría por un pequeño tramo de los 2000 km del Camino del Cid
que separa Valencia de Burgos, perfectamente señalizados.
A
las 9 de la mañana Mandayona permanecía en absoluta quietud. Es una localidad
donde coinciden con la Ruta del Cid, la Ruta de la Lana y la Ruta del Camino de
Santiago que viene desde Valencia y se dirige hacia Burgos donde se encuentra
con el Camino Francés. También por Mandayona pasaba la vía romana que desde
Mérida se dirigía a Zaragoza.
Terminada
la reconquista en Castilla, en el siglo XII, esta villa situada a orillas del río
Dulce, quedó en el común de las tierras de Atienza.
Caminando
por el solitario pueblo, descubrimos una Fábrica de Harina y una Residencia de
Ancianos. La Iglesia Parroquial dedicada a San Pedro Apóstol permanecía cerrada
a estas horas. Llama nuestra atención su portada de estilo renacentista
adornada con tres escudos, dos en las enjutas del arco de los señores de
Mandayona, Mendoza y de la Cerda y otro en el tímpano con una corona de espinas
y las cinco llagas de Cristo. Parece una portada traída aquí de algún otro
lugar. En la parte sur, el templo tiene un atrio ajardinado y a los pies su
torre campanario cuadrada, poco esbelta.
Delante de la Iglesia comienza nuestra ruta de hoy
que transcurre por una amplia senda paralela al río Dulce, a veces, más cerca
de sus aguas y a veces más separada de él por campos de labor que en estos
momentos están perfectamente rotulados y sembrados
Como ha llovido días atrás, el camino está bastante
embarrado. No hay nadie hoy por el campo en el que predominan los tonos grises,
pardos y ocres que se extienden por la tierra desnuda y áspera del invierno.
Chopos y zarzamoras remarcan las lindes de la senda. Pasamos delante de un
nogal que tiene sus ramas que parecen leños secos.
El
valle por el que caminamos es más abierto que el del río Badiel y las aguas
cantarinas del río Dulce, parecen ser lo único que está vivo en el campo esta
mañana. Tampoco hemos visto animales.
No
tardamos en divisar el pueblo de Villaseca de Henares sobre un pequeño otero y
al resguardo de unos cerros más altos.
Las
campanas del pueblo tocan a misa y tras su música, nos acercamos hasta la Iglesia
románica del Siglo XII con ábside semicircular.
Dentro
encontramos al párroco, leyendo en su Breviario pues nadie ha acudido hoy a la
llamada para cumplir con el precepto dominical.
La
Iglesia es de una sola nave bastante larga y con armazón de madera. Su retablo
barroco, lo preside San Blas, patrón del pueblo. A los pies tiene el coro que se
encuentra sujeto por una columna de pie derecho de madera, bajo él está la pila
bautismal de la misma época. A la izquierda del altar mayor hay un hermoso
sepulcro renacentista de alabastro.
Por fuera, la puerta de entrada de estilo románico
está protegida por un pequeño pórtico y a lo pies tiene una sencilla espadaña
con huecos para dos campanas y esquilón. Rodea todo el templo un amplio atrio
Recorremos
las calles de este pueblo agrícola, rural y tranquilo, en un ambiente
silencioso.
Frente
a Villaseca se divisa Castejón de Henares y en su dirección vamos buscando el
lavadero del pueblo que se halla al lado del río. Algo más adelante, giramos a
la izquierda y paralelos a la carretera CM 1003 regresamos a Mandayona,
llegando cuando el párroco abría la Iglesia y pasamos a visitarla
En
su retablo neobarroco vemos la Virgen de la Paz, patrona del pueblo. Debajo del
coro conserva la pila bautismal de estilo renacentista bellamente tallada.
Hemos
terminado nuestra ruta, en la Venta del Puñal tomando unas cervezas acompañadas
de tortilla y torreznos.
¡ HASTA LA PRÓXIMA!